Con la velocidad y capacidad de almacenamiento de Gmail, no es raro que nos enviemos mensajes y archivos a nosotros mismos para tener acceso a ellos estemos donde estemos, haciendo del cliente de webmail una especie de servicio de almacenamiento online (y más ahora que aumentó la capacidad de adjuntos a 25MB).
Sin embargo, hay cierto tipo de archivos que Gmail no permite por ser inseguros, como los ejecutables (.exe). Si necesitan de todas formas tener alguno de estos archivos en sus cuentas de Gmail, entonces el consejo que da Eric, un lector de Lifehacker, les va a venir bien.
El consejo es simple pero muy bien pensado: cuando empezamos a redactar un mail, podemos adjuntar cualquier tipo de archivo, presentándose el problema recién cuando queremos enviarlo. Pues bien, lo único que tenemos que hacer entonces es adjuntar el archivo deseado y guardar el mensaje en borradores. ¡Y listo! Tendremos acceso a él en nuestra cuenta de Gmail, tal y como si nos lo hubiésemos enviado.