Cink se define como un servicio de agitación 2.0 para empresas y está generando mucha polémica. Lo cierto es que se dedican a generar contenido en blogs, marcadores sociales, sitios de microblogging, redes sociales y demás servicios 2.0. A todos nos encanta hacer un poco de autobombo pero creo que es fácil darnos cuenta donde está el límite con hacer puro spam.
En este proyecto reclutan a los llamados shakers para que se lancen en wordpress, Twitter, Facebook y del.icio.us, entre otros, a hacer publicidad de las empresas que contratan el servicio. Con un sistema de pago por contenidos, este grupo de spammers posteadores tiene en sus manos la imagen de esas compañías en internet.
No es mi intención demonizar a una empresa que en el fondo sólo formalizó un negocio que muchos ya están haciendo hace rato. Pero, a su vez, creo que si los miembros de las comunidades como menéame -o cualquier sitio que trate de evitar el spam- detectan a uno de estos shakers deben sancionarlos como si se tratara de cualquier otro usuario y aún peor.
«Sé 2.0, nosotros te ayudamos«, es uno de los lemas de Cink. Pero las empresas que contraten sus servicios tienen que entender que así no se es dospuntocero. Tener presencia en una serie de sitios que son parte de la web 2.0 no significa nada en sí mismo. Para una compañía, ser dospuntocero significa tratar de transparentar al máximo la relación con sus clientes y meterse activamente en la conversación que se genera en internet. Y eso no lo van a lograr ni pagando el Shake It Premium.